Trillo: tecnología alemana en entredicho

Foto de David Fernández

La central nuclear de Trillo (Guadalajara) está refrigerada por el Tajo y es la más moderna de las españolas. Su permiso de explotación expira en 2024 y cumple 40 años de explotación comercial en 2028, por lo que según cualquier calendario de cierre escalonado de centrales debería ser la última en cerrar. Las gentes de Guadalajara que viven cerca la llaman “La Bomba” de forma poco cariñosa, aunque muy significativa. También en la Alcarria se acuñó el término “chilindrines” para hablar de la radiactividad que se escapa de las nucleares y hasta los técnicos de la central lo usaban. Trillo está a escasos 93 km de Madrid, 47 km de Guadalajara y 80 de Cuenca.

Hablamos de una central de agua presurizada con 1067 MW de potencia, y difiere del resto de las españolas por ser de tecnología alemana. En efecto, no fueron ni Westinghouse ni General Electric las multinacionales que la construyeron, sino que fue la alemana Siemens. Y aquí aparece el primer problema: la multinacional Siemens ha cerrado su división nuclear y tanto el mantenimiento de la central como las posibles reparaciones necesarias y la sustitución de piezas averiadas no pueden realizarse por la empresa original. Han de ser los técnicos de otras empresas quienes se encarguen de esas delicadas operaciones. Asimismo, las piezas que siempre es necesario reemplazar no podrán ser ya las originales, lo que aumenta la inseguridad. Sucede lo mismo que en las centrales de tecnología Westinghouse españolas, empresa que ha quebrado, que es la empresa multinacional francesa Orano (la antigua AREVA) la que se encarga de esas tareas. Es casi seguro que será esta misma empresa la que se encargue del mantenimiento y reparaciones de Trillo. AREVA, por ejemplo, realizó la chapucera reparación de las bombas estropeadas de Almaraz en 2016.

Pese a ser la central más moderna, Trillo es la que acumula más incidentes graves de todas, incluido uno de Nivel II y una veintena de Nivel I. Probablemente alarmado por la acumulación de incidentes en poco tiempo, el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) impulsó en la segunda mitad de los años 90 el programa de estudios e inspecciones llamado AEOS (siglas de Análisis de Experiencia Operativa y Sistemas). Este programa de inspecciones analizó los diferentes sistemas complejos de la central y encontró más de 200 anomalías, muchas de ellas de diseño. Estas últimas fueron especialmente graves, puesto que existían desde la puesta en marcha de la central en 1988 y supusieron un riesgo desde el primer momento. Algunos problemas importantes que se descubrieron tenían que ver con el sistema de alimentación eléctrica de emergencia o el sistema de protección contra incendios. 

Fue especialmente grave la perforación de la contención durante una reparación realizada en 1999, que supuso una rotura gravísima del sistema de defensa en profundidad de la central. Este suceso fue calificado como Nivel II por el CSN. También fue llamativa la pérdida de un tornillo en el generador de vapor durante una recarga: no ha sido solo la central de Cofrentes, por tanto, la que ha sufrido la pérdida de piezas metálicas dentro del circuito primario. Trillo también sufrió una fuga de vapor a la contención a través de una fisura del circuito primario de refrigeración en 2003. O ese mismo año se pudo ver cómo un simulacro de accidente que incluía la evacuación de la población fracasaba estrepitosamente.

Una de las piezas más llamativas en fallar fue el estator del motor generador de la central. Una inmensa pieza en torno a la que gira el rotor, movido por la turbina, para generar electricidad. En el año 1998, esta pieza debió ser cambiada, para lo que hubo de ser importada desde Alemania en barco y tren. A su paso por Villaverde (Madrid) los ecologistas de AEDENAT la recibimos como se merecía, con un encadenamiento por sorpresa que los policías y vigilantes jurados no pudieron evitar. La pieza fue trasladada hasta la central entre protestas de los grupos antinucleares a lo largo de todo su trayecto desde Madrid, pero el fuerte despliegue policial evitó nuevos intentos de ralentizar el viaje.

La central de Trillo ha contado históricamente con la oposición de la Plataforma Antinuclear de Guadalajara. Esta plataforma ha sido clave en todas las luchas antinucleares de la Alcarria, incluido el cierre de Zorita o las luchas contra los diversos intentos de instalar el cementerio nuclear.

Trillo fue la primera central española en contar con un Almacén Temporal Individualizado (ATI), para albergar los residuos de alta actividad que producía. La piscina de combustible gastado de Trillo resultó ser demasiado pequeña para albergar todos sus residuos y se iba a llenar en el año 2000, porque la industria nuclear confiaba en que el Estado español habría puesto en marcha un cementerio nuclear centralizado para los residuos de alta actividad de todas las centrales antes de esa fecha. Así que en 1999 puso en marcha el proyecto para construir un ATI, con la intención secreta de convertirlo en Almacén Temporal Centralizado (ATC), según pudimos saber por una filtración y acabó por reconocer el exalcalde de Trillo en una mesa redonda, para sorpresa del que suscribe, que había sido tildado de mentiroso en numerosas ocasiones por ese alcalde. Este regidor llegó a amenazarme con querellarse contra mí si seguía afirmando que él estaba negociando con ENRESA la construcción de un ATC en Trillo. Lógicamente nunca llegó a querellarse, dada la veracidad de las informaciones con que contábamos. Y es que la industria nuclear oculta lo que le conviene cuando le conviene y se compra a quien necesita. De hecho el ATI estaba prohibido por las Normas Urbanísticas Subsidiarias del Ayuntamiento de Trillo que prohibían explícitamente el almacenamiento de residuos en el término municipal. Esa prohibición se introdujo cuando se construyó la central para evitar que se convirtiera en un cementerio nuclear. Sin embargo, el Gobierno de Aznar no tuvo problema en posibilitar la construcción del ATI, mediante la declaración de Instalación de Interés público el 31 de julio de 1999, pasando por encima de las Normas aprobadas democráticamente y de la opinión de la mayoría de los alcarreños y alcarreñas. Sin el ATI, Trillo debería haber parado por no tener capacidad en su piscina para albergar los residuos producidos. Las protestas contra el ATI aparecieron en la novela El alquimista impaciente de Lorenzo Silva.

La continuidad de Trillo no ha sido beneficiosa para una comarca tan rica como la Alcarria. Al igual que en el resto de las zonas nucleares, casi todos los pueblos cercanos a la central han perdido población. Y no sólo eso, la presencia de la central ha espantado la construcción de una planta embotelladora de agua en Cifuentes, el pueblo de las cien fuentes, y de un balneario a las orillas del Tajo, río que en esa altura genera interesantes valores paisajísticos y naturales. Río que, en sí mismo, sería una atracción turística natural de primer orden.

El cierre de Trillo permitiría el desarrollo de todas las potencialidades de esta comarca, conocida casi solo por su excelente miel. Turismo natural, agricultura y ganadería ecológica de excelente calidad, plantas embotelladoras, balnearios, pequeña industria dedicada al desarrollo de las renovables… son solo ejemplos de lo que podría realizarse. El dinero de ENRESA que ahora se malgasta en la zona y que seguiría llegando tras el cierre de la central podría invertirse en esta actividades económicas alternativas. Además del cierre de Trillo, seguimos trabajando por la no renovación de los permisos de explotación de las centrales españolas para facilitar la transición a un nuevo modelo energético. Almaraz debería ser la primera en cerrar en 2020.

Francisco Castejón. Miembro de Acción en Red, Ecologistas en Acción y del Movimiento Ibérico Antinuclear.

Artículo aparecido en el blog Desconexión nuclear de la revista El Salto.

 


Comunicado del MIA ante la elección de Pedro Sánchez como Presidente del Gobierno

COMUNICADO DEL MIA ANTE LA ELECCIÓN DE PEDRO SÁNCHEZ COMO PRESIDENTE DEL GOBIERNO

 

EL Movimiento Ibérico Antinuclear (MIA) se congratula por la victoria de la moción de censura interpuesta por el PSOE y por la elección de Pedro Sánchez como Presidente del Gobierno. Por un lado se demuestra que la corrupción no es impune y paga un precio no sólo judicial sino también político. Y por otro lado se abre un tiempo políticamente nuevo con una ventana de oportunidad para cambiar las políticas.

 

Aunque no tenga mayoría en el Congreso, el nuevo Gobierno tiene la oportunidad de tomar algunas decisiones claves en el corto lapso tiempo que va desde hoy hasta las próximas elecciones. Y también puede, siquiera, empezar nuevas políticas en una dirección opuesta a la impuesta por el anterior Gobierno de derechas.

 

En materia energética y, en particular, en materia nuclear, el Gobierno debería dar un importante golpe de timón a la política del PP, que estaba al servicio de los intereses de las grandes eléctricas, de la industria nuclear y de las grandes empresas energéticas, en lugar de defender el bien común de los ciudadanos y proteger el medio ambiente.

 

Son varios los conflictos abiertos en el ámbito energético y nuclear en los que el nuevo ejecutivo deberá tomar decisiones.

 

En primer lugar, el Gobierno debe prohibir definitivamente el permiso de explotación de la mina de uranio de Retortillo (Salamanca), librando así a esta comarca de la amenaza de la contaminación que liberaría la mina. La mina  o es necesaria ni rentable y sería muy impactante para las tierras españolas y portuguesas.

 

El proyecto de Almacén Temporal Centralizado (ATC) de Villar de Cañas (Cuenca) debe ser suspendido y la política de gestión de residuos radiactivos debe ser rediseñada. Los terrenos habilitados para ubicar el ATC no son aptos y la construcción de esta instalación sería una irresponsabilidad. Además, la forma de gestión final de los residuos debe ser consensuada como resultado de un debate público que deberá producirse tras el establecimiento de un calendario de cierre de centrales nucleares.

 

El cementerio nuclear de El Cabril está a punto de saturarse y se amenaza con su ampliación. El Gobierno prohibir la ampliación y debería replantearse la política de gestión de los residuos de media y baja actividad, una vez más mediante un debate público que debe producirse tras el calendario de cierre de centrales nucleares.

 

El nuevo Gobierno debe establecer un calendario de cierre de centrales nucleares. Este es el paso previo para abordar un política energética sostenible y una gestión sensata de gestión de residuos radiactivos. El MIA defiende como opción más sensata el cierre escalonado de centrales según vayan expirando sus permisos de explotación. Pero en ningún caso ningún reactor debe funcionar más allá de los 40 años.

 

La energía suplida por las nucleares, que supone aproximadamente el 20 % de la electricidad, debe ser sustituida a corto plazo por medidas de ahorro y eficiencia (10%) y por despliegue de renovables (10%).

 

El nuevo Gobierno debe revertir el freno a las renovables impuesto por el PP y favorecer el despliegue de estas fuentes de energía mediante la abolición del “impuesto al sol” y la legalización del autoconsumo con balance neto. Se impulsarán sobre todo las renovables situadas en zonas ya urbanizadas y la generación distribuida.

 

Todas estas medidas están al alcance del Gobierno. Aunque la situación política sea compleja, el MIA pide al Ejecutivo que ejecute políticas que vayan en esta dirección.

 

Manifestación antinuclear en Salamanca

 

El colectivo de Ecología de Acción en Red se suma a la manifestación convocada por el Movimiento Ibérico Antinuclear (MIA) para pedir el cierre de las centrales nucleares, y para oponerse a la apertura de la mina de uranio de Retortillo. Será una jornada completa con charlas, manifestación y concierto.

Os animamos a participar. Habrá un autobús que saldrá de la plaza de España a las 8’00 y se volverá a las 24’00 más o menos.

Podéis apuntaros al autobús entrando en este enlace

https://goo.gl/forms/hFXTuCRw7WXsqsyq1

¡Cerrar Almaraz y todas las demás! ¡No a la mina!

 

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Castilla y León eludió el estudio de impacto transfronterizo de la mina de uranio española sin contar con ningún estudio radiológico.

El Movimiento Ibérico Antinuclear (MIA) ha sabido, a través de una respuesta parlamentaria, que fue el Gobierno autonómico de Castilla y León quien eludió estudiar el impacto que tendría la mina de Retortillo (Salamanca) sobre tierras portuguesas, sin realizar estudio radiológico alguno.

 

El Gobierno español ha reconocido en una respuesta parlamentaria que ha sido el Gobierno autonómico de Castilla y León (CyL) el que omitió realizar estudios de impacto ambiental transfronterizos, sin contar con la asesoría del Consejo de Seguridad Nuclear y, por tanto, sin realizar estudio radiológico alguno.

Este hecho es grave por varios motivos. En primer lugar porque la Declaración de Impacto Ambiental (DIA) realizada por CyL es escandalosa por minusvalorar los impactos que la mina y la fábrica de concentrados de uranio tendrían sobre el medio ambiente y las personas. En particular, permite la instalación de una enorme cinta transportadora de mineral sobre el río Yeltes, que aporta sus aguas al río Duero, no realiza una buena clasificación de los residuos radiactivos y no contempla el peligro que supone la dispersión de polvo radiactivo y de radón en el medio ambiente. 

En segundo lugar, la decisión de que no hacía falta contactar con Portugal debería haberse tomado al más alto nivel del Estado español y no por un gobierno autonómico que no tiene competencia alguna en relaciones internacionales.

Y en tercer lugar, esta decisión debería haberse tomado tras la realización de un estudio radiológico que excluyera toda posibilidad de que la contaminación radiactiva alcanzara las tierras portuguesas. Este estudio debería haber corrido a cargo del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) español, que es la máxima autoridad en seguridad nuclear y protección radiológica en España. Sin embargo, el Gobierno de Castilla y León no consultó al CSN para excluir el impacto transfronterizo, aceptando de forma inexplicable que dicho impacto no existía.

Para el MIA resulta obvio que ese impacto existe puesto que el polvo desprendido en las actividades de minería y los vertidos que se produzcan por el lavado de mineral van a alcanzar el río Yeltes y van a llegar finalmente al río Duero, que baña tierras portuguesas y que pasa por zonas de gran riqueza vinícola, como los vinos Dao o los vinos do Porto. Asimismo, el polvo que salga de la mina podrá alcanzar también Portugal, dependiendo de la fuerza y dirección del viento

Por todo ello, resulta inaceptable que el Gobierno portugués no haya sido consultado antes de poner en marcha el proceso de licenciamiento de la mina, así como que el Gobierno español mantenga este proyecto insensato. Lo ocurrido en Retortillo se asemeja a lo que pasó con el cementerio nuclear (Almacén Temporal Individual, ATI) de la central nuclear de Almaraz, que se puso en marcha también sin consultar al Gobierno portugués. Esta consulta se produjo a posteriori, suprimiendo la posibilidad de que este gobierno hiciera sugerencias y alegaciones para el estudio de impacto ambiental.

Comunicado del Movimiento Ibérico Antinuclear

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