Hace 75 años, en 1947, la ONU cometió un gran error al proponer crear dos estados en Palestina, contra la voluntad de la mayoría de la población autóctona, palestina, que no quería su división.
En 1947 la ONU cometió un grave error al aprobar por mayoría una resolución de partición territorial de Palestina, que estipulaba vinculación económica entre dos partes–Estado, pero no vinculación política ni administrativa.
La ONU, por error, violó su propia resolución de partición de Palestina, cuyo preámbulo proclamaba que se respetarían los derechos de la población árabe.
En noviembre de ese año la ONU cometió, por mayoría, el craso error de asignar para solo uno de los dos futuros Estados de Palestina (el que llamó “Estado judío de Palestina”) grandes extensiones de territorios, propiedades y recursos desposeyendo de ellos a sus propietarios no judíos.
Ese 29 de noviembre de 1947 la ONU aprobó un mapa que creaba, por error, las “islas territoriales” de Gaza y Yafa, zonas de Palestina que eran claves por su actividad intercambiadora.
Y añadió otro error al constituirse en administradora de una tercera parte de Palestina (Jerusalén y su entorno), clave para la interrelación poblacional.
Y a ese error añadió otro: no aseguró de facto el funcionamiento de las Comisiones de reparto y el cumplimiento de las indemnizaciones.
A más error, la ONU aceptó como Estado al autoproclamado Estado Tierra de Israel, el cual no había cumplido las normas de la ONU pues no indemnizó bajo supervisión de la comisión de la ONU, sino que se apropió por la fuerza y la violencia de lo que se le había asignado en la ONU y demás territorios y recursos no asignados.
La ONU, por error, no toma medidas para que Israel indemnice a los desposeídos, ni para que devuelva a la ONU la administración de Jerusalén y su entorno.
La ONU, a más error, sólo ha reconocido al Estado de Palestina con estatus de observador.
¡Qué error de la ONU pensar que Palestina y los palestinos no iban a reclamar sus derechos nacionales y a luchar por su propiedades, su dignidad y su libertad! Son más que errores, son graves hechos de injusticia, actos que vulneran la Carta de la propia ONU. Injusticias y errores que claman al cielo. Pero desde el cielo llegan bombas. La prisión en que se ha convertido toda Gaza es una gran cámara de gas. “¡Ay almas de los muertos en los presidios nazis, si vosotros supierais!”, advirtió hace décadas un poeta palestino.
Carmen Ruiz Bravo–Villasante Catedrática arabista