Estamos ante un libro excelente de historia novelada (en lugar de novela histórica), muy riguroso y muy cinematográfico (de hecho está relacionado con dos películas: Operación Ogro y Lobo. Más recientemente, La Infiltrada).
En el libro se desgrana la historia de dos importantes atentados de ETA con resultados y efectos sobre la izquierda española bien distintos: el atentado contra Carrero Blanco en 1973, y el atentado de la Calle del Correo, en 1974. En el primero los daños fueron limitados y hubo dos víctimas colaterales, además de que no hubo detenidos, dada la sorpresa que causó ETA; mientras que en el atentado de la Calle del Correo, junto a la DGS, murieron 13 personas, de las que solo una era policía, y hubo más de 70 heridos, además de que los activistas que apoyaron a los autores de ETA fueron detenidos y sufrieron torturas y la represión más brutal. Además, el primer atentado fue celebrado por toda la izquierda antifranquista, mientras que el segundo fue condenado y atribuido a la extrema derecha. Hasta 2018 ETA no reconoció ser autora de ese atentado.
En ambos atentados fue clave Eva Forest, con el apoyo del Colectivo de Solidaridad Karl Marx, al que también pertenecía su pareja Alfonso Sastre. Esto nos muestra la importancia del factor humano, además de las estructuras organizativas. Sin Eva Forest, ninguno de los dos atentados se hubiera producido.
En el libro se desvelan varios asuntos y debates interesantes, que fueron muy importantes durante el final del franquismo y la transición española. La forma en que se cerraron esas discusiones todavía tiene impacto en nuestras vidas.
Se trata, por ejemplo, el papel de la cultura y la falta de información en una sociedad como la franquista. Ya se entrevén las luchas culturales, que tan importantes son en nuestros días. Retrata también el autor la incompetencia policial de la época, incapaz de detectar los movimientos de ETA en Madrid, a pesar de que una veintena de activistas llegaron a viajar a la capital. Poca finura investigadora y mucha tortura y crueldad para obtener información.
Se reflexiona también sobre el papel de La violencia revolucionaria en la izquierda española. Las circunstancias daban pie a la extensión de ideas revolucionarias: la caída de Allende, que intentó el socialismo con reformas democráticas; la presión sobre la exitosa revolución cubana; el golpe de estado en Guatemala, que desató el horror posterior; el golpe en Argentina… Esta convivía con triunfos revolucionarios como el de China, el de Cuba, el de Vietnam, el de los movimientos descolonizadores,…
Se abren paso pensamientos pacifistas y no violentos en sectores de la izquierda: se considera la ética y los valores y no solo se discute sobre la oportunidad política (como hicieron los integrantes del Comité Karl Marx, tras el atentado de la Calle del Correo), sino de la legitimidad de usar la violencia política.
En el libro cierra el tema sobre el conocimiento/apoyo de la CIA al atentado de Carrero (y aún al de la Calle del Correo), al no existir ni un solo indicio o documento que vaya en esta dirección. Pone de manifiesto que tenían un experto en túneles y dinamita y que Eva Forest dio la información necesaria para el atentado (era la famosa sombra)… ¿Por qué se mantiene abierto ese debate?
El debate ruptura frente a la reforma y los pactos del PCE para que se produjera una transición negociada aparece varias veces. También da lugar a discutir sobre la transición española y lo pudo tener de positivo o negativo.
En diciembre de 1984 se transfiere el edificio de la DGS a la CAM, sin ninguna memoria ni reparación. Los madrileños siguen abriendo botellas de cava enfrente de ese edificio infernal, donde tanta gente ha sufrido torturas, en cada Nochevieja. Solo Ahora se plantea colocar una placa, con la reacción furibunda en contra del Ayuntamiento y la Comunidad de Madrid. La desmemoria actual ¿es hija de nuestra transición?, ¿no debería la izquierda haber tensado más la situación?